Por Dr. Óscar
Flores
El origen del
nombre de este mes todavía causa polémicas entre los historiadores. Si bien la
tradición otorga su origen en la época del mítico primer rey romano, Rómulo, su
inicio y significado está todavía en discusión por nosotros los historiadores.
En efecto, es en el
siglo IV antes de Cristo, cuando los historiadores romanos empiezan a ubicar el
origen del calendario y la necesidad de ajustarlo a las estaciones anuales, tal
y como las conocemos hoy. Si bien sabemos las reformas hechas por Julio César
(calendario Juliano, que sobrevivió hasta bien entrado el siglo XX, recordemos
que Rusia lo mantuvo hasta 1918), no pasa lo mismo con su funcionamiento siglos
atrás.
El calendario
antiguo es atribuido a Numa, sucesor de Rómulo. Aunque nuevas investigaciones
muestran que realmente el calendario romano tiene una fuerte influencia de los
reyes etruscos que gobernaron esta ciudad/nación. Son los etruscos los que
transforman el calendario lunar latino atribuido a Rómulo, y heredado por Numa,
a un calendario solar de influencia etrusca.
Se preguntará
estimado lector(a), cómo sabemos los historiadores esta diferencia en esta
época arcaica entre un calendario solar y uno lunar. Pues es simple, las fases
lunares son claras en el calendario anterior a los etruscos. Vemos las
kalendae, el primer mes, los idus, el día de la luna llena y las nonae, el día
del cuarto creciente.
Así fue como el
calendario heredado a Numa contaba con 10 meses. Iniciaba en marzo y finalizaba
en diciembre (los meses de enero y febrero serían incorporados después). En
efecto, este calendario lunar tenía el mes lunar sinódico equivalente a 29 días
y medio (29´53059). Esto implicaba 295 días, pero distribuidos no como los
conocemos ahora. Ellos distribuían de acuerdo al historiador Plutarco, 29 días
en cada uno de los primeros seis meses, mientras los cuatro restantes tenían 31
días. Debido a que con el pasar de los años el calendario entró en graves
desfases en tiempo -y que en consecuencia impactaba las temporadas agrícolas-,
los romanos agregaron dos meses más. Estos fueron, enero (Ianuarius, viene
probablemente de ianua, puerta, entrada) y febrero, con lo cual el mes de abril
pasó de ser el segundo mes del año al cuarto mes del nuevo calendario.
Se piensa que
abril, puede ser el mes dedicado a Afrodita/Venus. Aunque algunos historiadores
lo relacionan con apreriere, o sea con la primavera, y el inicio de la estación
que lo “abre todo”.
Sin embargo, el
viejo calendario romano sufrió numerosas reformas a fin de compaginar ambos
calendarios, el solar y el lunar.
Sería hasta la
creación de un nuevo calendario elaborado durante la época en que Julio César
era Pontifice Maximus y quien con ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría,
decidieron alargar al año -conocido por nosotros como 46 A.C.- a 445 días, a
fin de corregir el error existente. En efecto, se repitió una misma fecha 81
veces. Ese año pasó a la historia con el nombre de annus confusionis.
Dr. Óscar Flores
Director del Centro
de Estudios Históricos de la UDEM
Dr. en Historia
Contemporánea / Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, y premio
nacional de Historia “Salvador Azuela” en 1994.
Autor de numerosas
obras de historia / Ha sido invitado en History Channel y colaborado en los
programas “México, Nuevo Siglo” y “Discutamos México”.
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