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viernes, 4 de abril de 2014

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Dr. Oscar Flores Torres
Por Dr. Óscar Flores
El origen del nombre de este mes todavía causa polémicas entre los historiadores. Si bien la tradición otorga su origen en la época del mítico primer rey romano, Rómulo, su inicio y significado está todavía en discusión por nosotros los historiadores.
En efecto, es en el siglo IV antes de Cristo, cuando los historiadores romanos empiezan a ubicar el origen del calendario y la necesidad de ajustarlo a las estaciones anuales, tal y como las conocemos hoy. Si bien sabemos las reformas hechas por Julio César (calendario Juliano, que sobrevivió hasta bien entrado el siglo XX, recordemos que Rusia lo mantuvo hasta 1918), no pasa lo mismo con su funcionamiento siglos atrás.
El calendario antiguo es atribuido a Numa, sucesor de Rómulo. Aunque nuevas investigaciones muestran que realmente el calendario romano tiene una fuerte influencia de los reyes etruscos que gobernaron esta ciudad/nación. Son los etruscos los que transforman el calendario lunar latino atribuido a Rómulo, y heredado por Numa, a un calendario solar de influencia etrusca.
Se preguntará estimado lector(a), cómo sabemos los historiadores esta diferencia en esta época arcaica entre un calendario solar y uno lunar. Pues es simple, las fases lunares son claras en el calendario anterior a los etruscos. Vemos las kalendae, el primer mes, los idus, el día de la luna llena y las nonae, el día del cuarto creciente.
Así fue como el calendario heredado a Numa contaba con 10 meses. Iniciaba en marzo y finalizaba en diciembre (los meses de enero y febrero serían incorporados después). En efecto, este calendario lunar tenía el mes lunar sinódico equivalente a 29 días y medio (29´53059). Esto implicaba 295 días, pero distribuidos no como los conocemos ahora. Ellos distribuían de acuerdo al historiador Plutarco, 29 días en cada uno de los primeros seis meses, mientras los cuatro restantes tenían 31 días. Debido a que con el pasar de los años el calendario entró en graves desfases en tiempo -y que en consecuencia impactaba las temporadas agrícolas-, los romanos agregaron dos meses más. Estos fueron, enero (Ianuarius, viene probablemente de ianua, puerta, entrada) y febrero, con lo cual el mes de abril pasó de ser el segundo mes del año al cuarto mes del nuevo calendario.
Se piensa que abril, puede ser el mes dedicado a Afrodita/Venus. Aunque algunos historiadores lo relacionan con apreriere, o sea con la primavera, y el inicio de la estación que lo “abre todo”.
Sin embargo, el viejo calendario romano sufrió numerosas reformas a fin de compaginar ambos calendarios, el solar y el lunar.
Sería hasta la creación de un nuevo calendario elaborado durante la época en que Julio César era Pontifice Maximus y quien con ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría, decidieron alargar al año -conocido por nosotros como 46 A.C.- a 445 días, a fin de corregir el error existente. En efecto, se repitió una misma fecha 81 veces. Ese año pasó a la historia con el nombre de annus confusionis.

Dr. Óscar Flores
Director del Centro de Estudios Históricos de la UDEM
Dr. en Historia Contemporánea / Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, y premio nacional de Historia “Salvador Azuela” en 1994.
Autor de numerosas obras de historia / Ha sido invitado en History Channel y colaborado en los programas “México, Nuevo Siglo” y “Discutamos México”.
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